jueves, 22 de julio de 2010

LA HUELLA DEL FUEGO


"Es difícil explicar lo que sentimos los municipios afectados el pasado 22 de julio de 2009, ha pasado un año y todavía bajamos la cabeza impotentes ante la magnitud del desastre, 14.000 hectáreas arrasadas en Teruel y 22.000 en todo Aragón.

Los recuerdos siguen vivos en las personas que habitamos estas sierras; recuerdo cómo recibí la llamada del 112 (teléfono de emergencias) al mediodía, para advertirme que el fuego se había hecho fuerte en La Cañadilla y Alloza; recuerdo subir a Majalinos en la sobremesa y encontrarme con varios vecinos de Ejulve junto a los evacuados de La Cañadilla, cuando el forestal nos advirtió que poco podíamos hacer allí, que había que bajar a Ejulve a defendernos en las carreteras; recuerdo las llamadas insistentes que hicimos al 112 durante toda la tarde para pedir ayuda y el anuncio oficial a las ocho de la tarde diciendo que nos dejaban solos hasta el día siguiente; recuerdo cómo escribí entre lágrimas el bando que pedía a la población más mayor que dejaran sus casas y se trasladaran a Alcorisa ante la densa nube de humo que abrazaba el pueblo; recuerdo a los voluntarios que durante la tarde y toda la noche estuvimos peleando en las carreteras contra el fuego para que no cruzara al otro lado; recuerdo la sensación de angustia, de impotencia, de desamparo. Al día siguiente recibimos a la Unidad Militar de Emergencias, y en días sucesivos los medios de extinción se centraron en el gran incendio de Aliaga – Ejulve para conseguir atajarlo; muchos hidroaviones, centenares de personas de varias cuadrillas de extinción,… Pero el mal ya estaba hecho.

A los pocos días nos convocaron a todos los municipios afectados en Andorra para presentarnos las medidas que iban a tomar las instituciones al respecto, un plan de choque para solventar las necesidades más prioritarias en agricultura, ganadería e infraestructuras, junto a un plan de restauración de grandes incendios desarrollado por varios departamentos del Gobierno de Aragón. Ni una cosa ni otra se ha cumplido, el plan de choque se utilizó para ampliar el contrato a los retenes de Sodemasa y el plan de restauración de grandes incendios todavía no ha visto la luz. Especialmente sangrante es la comparación con otras autonomías, Cataluña, Canarias o Castilla y León, donde en pocos meses se aprobaron decretos de ayudas urgentes por los incendios.

En Aragón, tuvimos que esperar hasta abril para conocer las grandes cifras que el Departamento de Medio Ambiente iba a destinar a la restauración forestal, a ejecutar por las empresas públicas (Sodemasa y Tragsa) y alguna subcontrata privada; el dinero se destinará a la retirada de la madera quemada y a la lucha contra la erosión, que nadie piense que los ayuntamientos hemos ganado nada con esta tragedia, ni lo ganaremos.

Visto lo visto, varias asociaciones y particulares decidimos crear una plataforma ciudadana a mediados de enero de 2010, preocupados por el devenir de los acontecimientos en relación con las ayudas a las zonas afectadas, pero sobretodo interesados en dar luz a un gran debate pendiente, el papel de nuestras masas forestales y la necesidad de abordar nuevas formas de gestión forestal que eviten la generación de grandes incendios. Creemos que es nuestra responsabilidad, después de lo vivido, dar a conocer nuestro punto de vista sobre las causas y consecuencias de los incendios en nuestro medio rural. Porque la vida en nuestros pueblos ya tiene suficientes taras y problemas como para estar cruzando los dedos cada verano a la espera de que no nos toque; abordar este tema es fundamental para el futuro de nuestra provincia tras 40 años de mirar hacia otro lado.

Con la despoblación de los municipios rurales y el final del modo de vida tradicional, el equilibrio con el medio que nos rodeaba se rompió, las zonas de pastos se convirtieron en matorral cerrado, los bosques que se aprovechaban para la construcción de galerías mineras y para dar calor en las estufas, se han convertido en auténticas selvas donde cualquier chispa puede dar lugar a una catástrofe. Junto a esas condiciones de aumento de combustible en nuestros montes, nos encontramos con unas infraestructuras de control de incendios (cortafuegos, clareos, fajas auxiliares, puntos de agua, etc.) claramente insuficientes. El monte no es rentable, no se invierte; ecuación difícil de cambiar.

El debate que proponemos a la sociedad no va solamente dirigido a los gobernantes (que con su actitud nos ha demostrado su escaso interés en mover este tema tan difícil, por conveniencia política o por incapacidad), sino a todos los agentes implicados en esta cuestión; ayuntamientos, propietarios forestales, empresas privadas, funcionarios públicos y trabajadores de empresas públicas, universidad, agricultores y ganaderos, ecologistas, asociaciones de empresarios turísticos, etc. Y con esa motivación la plataforma ciudadana va a seguir trabajando para que el tema no se olvide en un cajón y exista la oportunidad de abrir este debate a toda la sociedad. Nunca hemos querido iniciar este debate con un objetivo destructivo, de crítica fácil hacia los gobernantes de turno; quien lo vea así no ha entendido nada."

José Manuel Salvador Minguillón.

Alcalde de Ejulve.

Portavoz de la Plataforma Ciudadana “Nuestros montes no se olvidan”.

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