La campaña de riegos de 2013 está en grave riesgo. Hay escasas
probabilidades de que llueva lo necesario. Urge que se active cuanto
antes un plan preventivo que salvaguarde el futuro del campo.
Los pantanos bajoragoneses registran mínimos históricos, especialmente
en Santolea y Calanda. Los regantes del Guadalope llevan un año tomando
medidas de contención previendo que la sequía podía endurecerse, pero su
esfuerzo no servirá para paliar la grave falta de lluvias de este año.
Si la pluviometría no supera los índices habituales de aquí al inicio de
la campaña de riegos en marzo la situación será gravísima. La economía
del territorio depende de los riegos de nuestros campos. Por ello urge
que la Confederación Hidrógráfica del Ebro, los gobiernos locales y
regionales escuchen la voz de los regantes para tomar medidas
preventivas lo antes posible. Asimismo, cabe exigir al Gobierno Central
que incluya en los Presupuestos Generales las partidas económicas
necesarias para concluir las obras del recrecimiento de Santolea, un
proyecto imprescindible para normalizar el agua de una cuenca muy
irregular. Resulta irritante que lleve ya más de cinco años en marcha
(las obras empezaron en el verano de 2007). Es lamentable que esta obra
se haya ralentizado por el modificado del proyecto, igual que sucede
con los trabajos en la N-232 entre Ráfales y el límite de provincia. El
Gobierno no ha de ceder a las presiones de las empresas, y en caso de
que haya errores habrían de exigir responsabilidades a quienes
adjudicaron las obras. Dilatar los plazos con este tipo de cuestiones
suena a excusa poco creíble para no ejecutar unos trabajos
comprometidos. Lo mismo sucede con las balsas de regulación de la
cuenca del Matarraña, eterna reclamación incluida en el Pacto del Agua
para un territorio donde los problemas de abastecimiento son habituales,
obligando a recurrir a bombeos y traslado de agua en cubas cada verano.
Asimismo, debe establecerse un reparto equitativo del agua en el territorio así como un control estricto del consumo. Los profesionales del sector agrícola denuncian que en muchos casos se paga por hectárea y no por litro empleado. Urge que se apoye a las comunidades de regantes para trazar un plan de consumo de agua más equilibrado y restrictivo con un calendario serio que permita evitar el mal uso de los recursos hídricos.
Asimismo, debe establecerse un reparto equitativo del agua en el territorio así como un control estricto del consumo. Los profesionales del sector agrícola denuncian que en muchos casos se paga por hectárea y no por litro empleado. Urge que se apoye a las comunidades de regantes para trazar un plan de consumo de agua más equilibrado y restrictivo con un calendario serio que permita evitar el mal uso de los recursos hídricos.
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